jueves, 13 de octubre de 2016

De etnocentrismos y etnofilia

A cuatro años, siete meses. El tiempo es relativo; a veces vuela, a veces se arrastra, otras se queda ahí casi inmóvil, solo se percibe su respiración. 

Últimamente cosas vuelan, corren, germinan en mi cabeza, que en algún lado tengo que canalizarlas, materalizarlas, virtualizarlas, es por eso que abro el cajón y aquí estamos para vaciar algunas cosas que flotan en mi cabeza. 
Este año he hecho dos viajes importantes.. uno fue volver a casa y quedarme, el otro fue ir al lugar más lejano hasta ahora físicamente, y a la vez un viaje desdeado y olvidado...  mi vaje plátonico de los 7 años, soñaba con ir a la India.

Volver a casa lo necesitaba, estar, pensar, retomar fuerzas-energía, ver caras familiares, viejas y nuevas amistades. Me he quedado varios meses, he vivido paseando por mi barrio, visitando los lugares, recordando. Mirando todo lo conocido con otra perspectiva, filtrando esa realidad, era como estar y no estar. Saber que perteneces a esa realidad, pero através de estos años, saber y vivir otras realidades, ampliar los horizontes. Por lo que en resumidas cuentas, ciertos etnocentrismos se han derribado, todo es relativo... No me siento ni de aquí ni de allá, ni me fidelizo a sentirme mío una zona, creo que esa visión del viaje, de vivir en diferentes lugares, me ha hecho adquirir una conciencia más global (ojo no una globalizada de geralizar todo) pero de no cerrarme y creer que el pueblito tal es lo mejor de lo mejor, y que el platillo tal es único; que el círculo de artistas tales es lo más ultra wow, o que haber visto tales películas y conocer de ciertos grupos, escuchar cierta música es lo mejor de lo mejor. NO. 
Existen otras realidades, otras formas de pensar, otros platillos, otros lugares que ver, otras personas que escuchar y todas estas realidades se encadenan y empieza a formar un pensamiento etnofilico. 

Articulación de la diversidad: pluralidad étnica, autonomías y democratización en América Latina.   

Georg Grünberg, Alicia Barabas, Miguel Alberto Bartolomé, Salomón Nahmad Sitton. Ed. Abya Yala, 1995.


Despues de estar unos meses "en casa", lo escribo así pues llamo casa últimamente a un par de lugares, a otros solo me refiero como: donde vivía en tal lado.. donde estuve en tal parte. O cuando me refiero a "mi cuartito", ese cuartito está ahí y es el único; claro, quien conoció el espacio pequeño que ocupe un tiempo en Roma, a ese lo llamaba "la stanza rosa porcellino" - el cuarto rosa puerquito - al cual forre las paredes con un rollo para dibujar de niños todo por la módica cantidad de 5 euros y un poco de cinta adhesiva; pues la habitación había sido recientemente remodelada, pintada y no se podía modificar. 


Volviendo al tema del viaje, despues de estar en casa he vuelto a irme, o mas bien he regresado a mi espacio, y tenido una nueva oportunidad de viaje, esta vez a la India. A una realidad no occidental, pero sobre todo cumplir ese anhelado viaje que a mis 7 años idealizaba cuando me preguntaban: ¿A dónde te gustaría ir de viaje? fue así que la India entro en mi cabeza, en mis temas de exposición de clase, elegía hablar de la cultura hindú, la arquitectura, la historia del Taj Mahal, la tumba del amor eterno.. ah cuanta romántiquería. Pasados los años fue olvidandose, volviendo al tema de la India hasta la preparatoria con literatura eligiendo el Ramayana como texto a ánalizar y exponer. Años despues la India no me ha olvidado y esta vez me ha llevado a ella. En resumidas cuentas, es un amor-odio el que me ha dejado. Mis sentidos fueron bombardeados, me ha mostrado y hecho sentir cosas sublimes, a ratos me ha restregado y exacerbado la paciencia. La India y yo somos muy testarudas, pasionales y profundas, seguramente volveré. 

Autorretrato con Taj Mahal, Agra. Septiembre 2016


... abuela, hoy te vuelves adulta en el más allá. Espero seas libre y ya Dios te de la licencia que tanto pedías. 
sigue cantándome. 




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